The Neon Demon (2016)

Aviso: la siguiente entrada puede contener detalles que quizá quieras evitar antes de ver la película.

Nunca sabremos si fue Drive, Only God forgives, The Neon Demon o el conjunto de las tres películas las que hicieron de Nicholas Winding Refn un director de culto. Lo que sí es seguro es que esta última lo ha consolidado como tal y ya hay quien compara su onirismo al de David Lynch.

No he encontrado una sinopsis que llegue a convencerme del todo. No es una película sobre el frívolo mundo de la moda y la inexperiencia de una inmadura adolescente. Ni nos encontramos ante a una revisión del cuento de Blancanieves, cuya juventud y belleza provoca los celos de sus madrastras. Y, aunque, en esta película también hay una manzana difícil de digerir, el final difiere un poco del original y se torna en una cruda escena no apta para todos los públicos. El tono cómico, casi sarcástico, presente en este último tramo, recuerda a la novela Monstruos invisibles de Chuck Palahniuk. En la que el autor de El Club de la lucha obligaba a sus lectores a acompañar a una modelo sin mandíbula inferior en un viaje en carretera para vengarse de aquellos que alguna vez fueron crueles con ella.

Pero volvamos a The Neon Demon. Te guste más, menos o nada, una vez hayas visto los dos primeros  minutos, tienes que reconocer que la estética es impecable (y parte fundamental de la película). El director, consagrado como maestro de lo visual, se dirige al espectador con luces de neón rojas y azules que sirven de guía a lo largo de toda la película. Toda la trama se desarrolla a través de este juego de colores, mostrando cada punto contrapuesto bajo un foco u otro: lo viejo y lo nuevo, la envidia y la vanidad. Quizá este efecto sea más sobresaliente en las dos figuras del fotógrafo: primero conocemos es Dean, una suerte de fotógrafo amateur cuyo papel encargado de forjar la parte interior de Jesse, todo lo que conocemos de ella es a través de conversaciones con este fotógrafo de la persona; en segundo lugar, y anteponiéndose a Dean, está Jack, el fotógrafo del objeto: su interacción es puramente exterior, no habla con la protagonista, la adorna y retrata el mensaje de la película: "La belleza es lo más importante, el resto ni siquiera existe". La gestión de egos se magnifica en una esfera de surrealismo capaz de convertir a las modelos, Giggi y Sarah (las terribles madrastras), en vampiresas invisibles y sedientas; y a la protagonista en un Narciso moderno encerrado en su propio prisma.

- Do you want to be like them?
- I don't want to be them. They want to be me.

Durante este mes de noviembre, y tras retrasar su estreno, algunos cines españoles proyectarán esta película, que encarecidamente recomiendo ver en la gran pantalla. En mi caso no pude tener mejor escenario: la gala inaugural del Fancine de la Universidad de Málaga, en el cine Albéniz, acompañando los créditos iniciales con dos baterías en directo.


Recomendaciones para ver antes o después de The Neon Demon: La Piel que Habito (Pedro Almodóvar, 2011) y Black Swan (Darren Aronofsky, 2010).

Comentarios